Alguien entró en la fábrica de galletas de la abuela Josefa y robó una receta.
Era una receta secreta y muy valiosa con la que se preparaban sus famosas galletas de chocolate.
-¿Sabe cómo entraron los ladrones?
-Sí- dijo la abuela-. Por la puerta trasera. Rompieron la cerradura.
-¿Tiene idea de quién podría estar interesado en su receta?- preguntó el investigador.
-Muchísima gente, yo guardaba la receta sobre mi escritorio en una caja de galletas. Todos mis empleados saben dónde la guardaba- dijo la abuela.
El investigador le preguntó si sospechaba de alguien.
-Ah, también Gertrudis conocía el escondite y me parece que nadie más. Gertrudis tiene una pastelería y la semana pasada quiso comprarme la receta. Le respondí con un rotundo no, se enfadó y salió de aquí enfurecida.
Entraron a la fábrica. Aparentemente todo estaba en orden.
Néstor era uno de los empleados. Muy solitario y siempre parecía estar muy pensativo.
Franco era otro de los empleados. Llevaba muchos años trabajando allí. Siempre estaba muy preocupado por el dinero.
También trabajaba Juan, que se ocupaba de las provisiones. Ahora no estaba trabajando hacía una semana porque se había facturado un tobillo. Retornaría al trabajo pronto cuando el doctor le permitiera usar muletas.
La última empleada era Beatriz que se encargaba del empaquetado.
Cuando el investigador entró al lugar donde trabajaba la abuela vio unas pisadas. Habían quedado huellas en el polvo de harina.
-Sí- le contestó la abuela-. Algunas son mías. Me alarmé tanto cuando descubrí la cerradura rota que me precipité adentro y corrí hasta el escritorio. ¡En ese momento descubrí el robo de mi receta!.
El investigador sacó una foto. Intuía que allí estaba la pista para descubrir el robo.
Tu eres el investigador. Observa muy bien la foto porque allí está la pista. ¿Ya sabes quién lo hizo?
Adaptación del cuento de M. Masters, "EL MISTERIO DE LAS GALLETAS DE CHOCOLATE". Editorial Timun Mas
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